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¿Qué aprendí en #JulioSinPlástico?

Foto del escritor: Bodega CeroBodega Cero

Oficialmente es agosto y eso marca el fin del reto #JulioSinPlástico. En un post pasado les había platicado de qué es la iniciativa y qué busca conseguir, dado que con mucho entusiasmo este año decidí aceptarlo. Sin ser redundantes si fue algo retador pero el proceso fue de gran aprendizaje y muy interesante.

La intención principal era dejar de consumir plástico desechable o de un solo uso. Es decir, procurar artículos que muestran ser una alternativa más sostenible por el simple hecho de ser reutilizables y más durables que estos plásticos. Quizás haya plásticos que se usen de manera justificada como aquellos dentro de los hospitales/medicina o para la construcción, etc. por lo que la batalla por rechazar es precisamente con estos plásticos que son útiles por minutos y después se convierten en basura casi de manera permanente.

El reto propone principalmente rechazar (#choosetorefuse) las bolsas, los popotes, las botellas y los vasos de plástico. A estos se les llaman “los grandes cuatro” (the big four en inglés). Sin embargo yo quise escalar un poquito más el reto, como muchos otros zero wasters en el mundo, y rechazar todo tipo de plástico durante este mes. Total, es mi objetivo con este nuevo estilo de vida.

Para medir qué tan bien cumplí con el reto utilicé los recursos de la página oficial de Plastic Free July. Está muy genial porque te ayuda a darte cuenta de todos los plásticos que comúnmente utilizas y te instruye en cómo sustituirlos. De la guía de acciones, completé las siguientes:


Unas fueron más fáciles que las otras: rechazas bolsas de plástico porque siempre traigo conmigo las de tela o mi mochila, comprar fruta y granos a granel y evitar el empaque, no utilizar popotes porque simplemente no son necesarios (pero en caso de que sí traigo siempre el mío reutilizable), y no comprar agua embotellada. Otras cosas que pude hacer este verano que también estaban en la lista pero que comúnmente no hago (y quiero incorporar a mi vida) es el recoger basura que vea en la calle o parques.

Este verano lo hice en las playas que visité en mis vacaciones y ahora lo quiero replicar aquí en mi ciudad.

De las que no pude hacer ha sido el sustituir las bolsas de basura de mi casa y productos de limpieza sin plástico. Tengo pendiente buscar recetas de detergentes alternativos cuyos materiales no vengan envueltos en plástico o también buscar donde comprarlo por gramaje y así evitar los botes. Y en cuanto a la basura que sale de mi casa pues seguimos separando todo y ya solo tirar lo mínimo, pero si lo hacemos en bolsas aún.

En cuanto a los cubiertos, después de la experiencia en mi viaje decidí adquirir unos cubiertos para siempre traer conmigo y así lo que quedó del mes pude evitar los desechables.

Otros plásticos que generé durante el mes fueron un par de toallas sanitarias y unos empaques de medicinas. Las toallas fue por mera emergencia pues no venía preparada con mi copa en el momento que lo necesité, así que pasé a una farmacia a adquirirlas. Y pues ahí es plástico por todas partes: el empaque, la envoltura y la toalla misma. En el caso de las medicinas pues regresando de viaje contraje una infección en el estómago y tuve que estar en tratamiento. Las pastillas venían empacadas individualmente en plástico, y era inevitable hasta donde pude.


Al final de nuevo fue un gran proceso de aprendizaje de cambiar hábitos y encontrar soluciones en cada situación donde se te presenta el reto. Algunas de las cosas buenas que adopté y que me di cuenta es que comía más sano porque la mayoría de la comida chatarra viene empaquetada (aunque si sí quieres te puedes poner creativo) y que mejoré en mi disciplina y rutina diaria porque era de siempre checar que trajera conmigo mis envases y bolsas y planear mejor todo lo que iba a hacer durante el día.

Así que el reto ni acaba hoy, continua por todo el año y lo que viene. Espero se hayan sentido motivados a adoptar este estilo de vida después de este mes. Si pueden ver por la tabla hay acciones que por más sencillas que sean contribuyen a la mitigación del cambio climático y la aportación a la limpieza de océanos, así que su impacto va más allá de solo evitar residuos.

¿A ustedes cómo les fue?

Nos leemos,

Karla

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